SEÑAL COPARMEX 79: LECCIONES DE LA OCDE

Por Gerardo Gutiérrez Candiani

La semana pasada tuvimos la oportunidad de participar en la reunión ministerial del Consejo de la OCDE, la cual coincidió con el 50 aniversario de este organismo internacional, del que México es miembro desde mayo de 1994.

Durante las sesiones, se informó que la recuperación mundial continúa en marcha, pero aclarando que la crisis del 2008-2009 no podrá darse por terminada hasta que los países reestructuren sus economías, para tener la capacidad de generar suficientes empleos.

Existe preocupación de que diversos riesgos latentes se combinen y produzcan un impacto severo en la recuperación, con la posibilidad de que se presente el fenómeno de la estanflación en los países desarrollados.

Entre los principales riesgos, destaca el de un mayor incremento en precios de hidrocarburos y otras materias primas. Asimismo, un crecimiento menor al esperado en China, la debilidad del mercado inmobiliario en naciones desarrolladas, y los problemas de déficit fiscal y deuda en Estados Unidos, Japón y Europa. Inclusive existe el peligro de que se formen nuevas burbujas financieras por desequilibrios no resueltos desde la crisis, como la situación en el mercado de derivados.

En la reunión, los miembros de la OCDE y varias economías emergentes que están gestionando su adhesión al organismo, acordaron adoptar lineamientos para promover una cultura de mayor responsabilidad de negocios por parte de las multinacionales, que deberán seguir en todos los países donde operan. Incluyen recomendaciones para combatir prácticas que lesionan los derechos humanos y el primer acuerdo intergubernamental sobre la responsabilidad de estas empresas a lo largo de todas sus cadenas de abastecimiento.

Estas políticas son coincidentes con la doctrina de Coparmex y con muchas iniciativas que estamos promoviendo a nivel nacional e internacional. Se contemplan temas como los salarios decentes, el combate al soborno y la extorsión, así como la promoción del consumo sustentable.

Igualmente importante fue la aceptación por parte de los ministros de la Estrategia de Crecimiento Verde. Esta iniciativa de la OCDE demuestra que el crecimiento económico, la creación de empleos y la protección medioambiental no guardan una relación de suma cero, sino que generan una sinergia que impulsa y mejora la economía. En el análisis, se insistió en el enorme potencial que guarda la innovación sustentable para crear nuevos puestos de trabajo, máxime si se acompaña de un sistema sólido de protección a los derechos de propiedad intelectual.

Lamentablemente, en el seguimiento de la opinión pública mexicana a la reunión de la OCDE, no se le dio a estos acuerdos y debates la importancia que tienen. Debemos involucrarnos mucho más con estos temas cruciales; difundirlos, discutirlos y asumir nuestras responsabilidades con la sustentabilidad. Otros países nos llevan una delantera enorme en esta área; están asegurando su desarrollo económico y ecológico en el largo plazo.

Uno de los capítulos más trascendentes de la reunión ministerial, fue la divulgación del "Índice para una Vida Mejor", el cual mide el bienestar de los ciudadanos más allá del crecimiento del PIB.

México se ubicó en el penúltimo lugar de los 34 países miembros, sólo superando a Turquía, y fuimos el único con calificación de cero en el rubro seguridad, en una escala de cero a 10. En educación e ingresos, nuestro puntaje fue inferior a uno.

El nuevo índice es de particular importancia para la reflexión en México, a 17 años de nuestro ingreso a la OCDE, fuimos el primer país emergente en ser aceptado por el organismo, con la perspectiva de que se estaba consolidando nuestro paso hacia el primer mundo. Los datos nos muestran que todavía estamos muy lejos de este objetivo, muy por debajo de los estándares de las demás naciones evaluadas. Seguimos siendo un país en vías de desarrollo, con múltiples tareas pendientes.

Solamente en tres de los 11 indicadores tenemos una calificación superior a cinco: Condiciones Laborales, Satisfacción de Vida y Medio Ambiente, por orden de puntaje. Lo relevante es que se clarifican las áreas en las que más nos acercamos a las condiciones de nación industrializada, y aquellas en las que estamos muy lejos de ello.

Nuestro promedio es de 3.65, similar al de Chile de 3.8, pero muy lejos de la media de 6.3%, y más aún de los países mejor evaluados: Australia, Canadá y Suecia, con calificaciones superiores a 8.

Hay que reconocer que el grueso de los países con los que se nos compara, son los más desarrollados del mundo, y que nuestro país ha tenido avances relevantes, que en parte son fruto de las recomendaciones de este organismo de cooperación.

La OCDE destaca el cambio de paradigma en la educación, al orientar esfuerzos, programas y presupuesto público para mejorar su calidad, que hemos empezado a medir con parámetros internacionales. Es apenas el comienzo, pero era indispensable. La Ley de Competencia Económica aprobada este año también recoge recomendaciones del organismo.

Sobre los pendientes, la institución que dirige el mexicano José Ángel Gurría, recientemente ha enfatizado áreas de oportunidad de amplios alcances. Una fundamental, es revisar a fondo la aplicación de subsidios generalizados. Tan sólo en energía, cuestan aproximadamente 1.5% del PIB, y en el caso de la gasolina, el beneficio a un sector importante de la población, no compensa el impacto colateral en términos ecológicos y de desarrollo de transporte público que beneficie a los más pobres.

Otro punto crítico es la debilidad de nuestros ingresos fiscales, con la más baja recaudación como porcentaje del PIB entre los países miembros. La OCDE identifica retos mayúsculos de largo plazo, como la viabilidad de nuestro sistema de salud y seguridad social, y consistentemente afirma que las reformas estructurales como la hacendaria, la laboral y la energética, son indispensables.

Lo más importante, es que tenemos muchas alternativas para acelerar nuestro desarrollo. Ya dimos un paso decisivo: cambiamos nuestro enfoque de nación al decidir involucrarnos más en la economía global y compararnos con los países más desarrollados para fijar metas ambiciosas.

Hemos superado la pretensión de ser un país líder tercermundista, como se promovió en los años 70.

Hoy, la inmensa mayoría de los mexicanos tenemos claro que queremos ser una nación de primer mundo y dejar atrás lo que nos separa de ello.

Señores legisladores y encargados de políticas públicas: atendamos lo que el Índice para una Mejor Vida de la OCDE señala para la situación de nuestro país. Ahí reside la razón de nuestra insistencia para que se realice un Periodo Extraordinario de Sesiones. Existe el compromiso de los tres principales partidos políticos; esperamos que cumplan con su palabra.

Los diagnósticos se acumulan y coinciden. Lo que hace falta es voluntad y compromiso para hacer los cambios que urgen. Coparmex está del lado de los millones de mexicanos dispuestos a construir una nación segura, próspera y justa; líder en el mundo.

Un saludo afectuoso.

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