Señal Coparmex 87 - Riesgos Internacionales

Por Lic. Gerardo Gutiérrez Candiani

La economía mundial vive momentos de tensión e incertidumbre, cuyas causas, escenarios y posibles repercusiones de ninguna manera deben ser desestimadas. La situación es compleja y grave. México debe tomar acciones decididas.

La crisis en torno al endeudamiento del Gobierno de Estados Unidos ha levantado un debate profundo que ha polarizado a la clase política y a la sociedad de ese país, donde más del 60% de las personas ve con pesimismo el rumbo que está tomando su economía.

La preocupación no se limita a la posibilidad de una insólita e improbable suspensión de pagos de la primera economía del mundo. Aunque la amenaza se supere con un acuerdo, subsistirán los desajustes estructurales que la provocaron. El escenario de que esta situación desemboque en otra recesión no puede ser descartado.

La deuda federal estadounidense creció casi 32% en los últimos tres años, para llegar a 72% del PIB. A pesar de ello, seis de cada 10 estadounidenses piensan que el desempleo, que persiste en niveles cercanos al 10%, es un reto aún más grave.

Hoy, hay menos norteamericanos trabajando que cuando terminó oficialmente la recesión, en junio de 2009. Su país debe, al mismo tiempo, reducir su déficit fiscal y generar empleos para asegurar su recuperación económica.

Tienen dos alternativas para escoger o combinar: bajar el gasto y/o subir impuestos. La eficacia de su sistema de gobierno y la responsabilidad de su clase política están a prueba, con el factor de sus elecciones presidenciales del 2012 de por medio.

Mientras tanto, en Europa se vive una coyuntura económica igualmente compleja. No es sólo un problema de liquidez temporal en algunos países, sino una crisis sistémica, que inclusive pone en riesgo la unidad monetaria del euro.

Este desafío ha entrado a una etapa más delicada, al agravarse la situación en Italia y España, responsables de casi la tercera parte del PIB de la Eurozona. En España, el desempleo entre los jóvenes ha llegado a más del 40% y en Italia la deuda alcanza el 120% como proporción del PIB.

La respuesta que den los estadounidenses y los europeos a estos retos serán determinantes para la economía mundial, en el corto, mediano y largo plazos. El resto de los países debemos tomar las precauciones necesarias y hacer las reflexiones pertinentes sobre el futuro.

Si las soluciones se quedan cortas, no son las acertadas o se dan a destiempo, los principales riesgos para México en el corto plazo son una alza en las tasas de interés, que generaría escasez y encarecimiento del crédito; posibles salidas de capital de cartera, volatilidad en los mercados financieros y de materias primas, y una eventual desaceleración económica.

Nuestra deuda pública como porcentaje del PIB no llega ni a la mitad de la de Estados Unidos. El Gobierno Federal ha tomado medidas precautorias: ha refinanciado vencimientos de deuda y acumula reservas internacionales por más de 130 mil millones de dólares, que supera por mucho los requerimientos de divisas para todo 2012, de acuerdo a estimaciones de especialistas.

Sin embargo, hay que estar alerta, para poder tomar decisiones adecuadas y oportunas en caso de que sea necesario. Más vale un exceso de prudencia, que asumir los riesgos del descuido.

Pedimos a las autoridades fiscales y monetarias, así como a los legisladores, que se concentren en sus funciones y den confianza a los actores económicos; que no se distraigan con temas ajenos, ahora que enfrentamos esta nueva fase de incertidumbre internacional.

En un horizonte de mayor plazo, la situación que enfrentan Europa y Estados Unidos debe ser un recordatorio de que los problemas, cuando no se resuelven a fondo, sino que se posponen o tratan con soluciones parciales, siempre acaban cobrando su factura.

México también tiene desafíos estructurales, que ponen en riesgo su estabilidad en el largo plazo. Más de la tercera parte del erario depende de ingresos petroleros a la baja; el IMSS opera con un pasivo laboral superior al 13% del PIB; nuestro sistema fiscal, en los tres niveles de gobierno, es uno de los que menos recauda en América Latina.

Este año, la economía mexicana puede crecer por arriba del 4%, pero deberíamos estar creciendo dos o tres puntos más al año. Los gobiernos de muchos países desarrollados, tendrán que adoptar medidas restrictivas, que acotarán la capacidad de sus economías.

La principal liga comercial que tenemos es con Estados Unidos; no con las naciones emergentes, hacia donde se está desplazando el dinamismo económico.

Necesitamos construir un modelo económico más claro, que nos dé rumbo fijo; acorde a los retos de México y de frente a las circunstancias que nos plantea el mundo.

Nuestro sistema político no ha sido capaz de lograr acuerdos para responder a todos estos retos, con responsabilidad, visión de largo plazo y primacía del interés nacional por sobre el político-electoral.

De ahí la insistencia de Coparmex en pedir un periodo extraordinario de sesiones. Hay que sacar adelante las reformas más urgentes, con las cuales podremos sortear mejor la incertidumbre global, con una economía más sólida y competitiva.

Las reformas estructurales son la mejor forma de blindar a México contra los riesgos exteriores, tanto en el largo plazo como los de coyuntura, que coincidirán con los procesos electorales federales, en el 2012.

Es tiempo de una reforma que transforme la política, para hacerla más eficaz, menos onerosa y más representativa; capaz de concretar los acuerdos que necesita el país.

Podemos afianzar el crecimiento del mercado interno, y al mismo tiempo incrementar la recaudación tributaria, con un régimen fiscal más eficiente. Aprobar una reforma laboral que estimule la creación de empleos formales y una Ley de Asociaciones Público-Privadas para incrementar la inversión en infraestructura y agilizar la liberación de recursos públicos, evitando subejercicios.

Nuestro mercado interno ha ido recuperándose de la crisis del 2009, pero es preciso fortalecerlo más. En mayo, cayó más de 2 por ciento contra el mes anterior, y las últimas cifras de ingreso-gasto de los hogares fueron de caída para todos los estratos socioeconómicos.

A la par, debemos diversificar nuestros mercados, lo cual implica aprovechar oportunidades como el Tratado de Libre Comercio con Perú. Sólo falta la ratificación del Senado.

Estimados amigos: los mexicanos debemos preguntarnos si seremos capaces de tomar las decisiones necesarias, antes de que lleguen las facturas de los problemas, como ahora ocurre en otros países. ¿O dejaremos que otros las tomen por nosotros?

La situación en el mundo exige prudencia, pero también visión y acciones.

Estamos a tiempo.

Un saludo afectuoso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario