- De incomodidad, sufrimiento, resignación, malestar, etcétera.
- De alegría, logro, satisfacción, entusiasmo, etcétera.
Sin meternos a profundizar en estos aspectos, considero sano rescatar el tema de las vías de relación del ser humano con el resto del universo, pues cada decisión que tomamos involucra de manera natural a las tres. Con base en esta consideración, enfocamos las actitudes y acciones que cada uno de nosotros asumimos, especialmente en lo que corresponde a construir comunidad, pues los grandes cambios se forjan en las pequeñas decisiones cotidianas.
Cada vez que se presenta una opción, es decir dos (o más) caminos entre los que tenemos que elegir uno, también se presenta en nuestro interior un conjunto de inclinaciones venidas de experiencias anteriores, tanto en lo racional como en lo emocional y a esto se suma la intuición para ayudarnos a tomar una decisión, con la esperanza de que sea la más acertada. También en cada oportunidad algo en nuestro interior nos dice qué es lo mejor, lo más conveniente, lo adecuado, frente a lo que se opone lo más cómodo, lo más rentable o lo más fácil.
En diversos estudios se ha mostrado que la opción sistemática por aquello que se considera el bien, produce una mayor inclinación a lo mejor en cada oportunidad y desarrolla una tendencia a estar alegre, sonriente, generoso…
Por otro lado, la frecuente opción por lo cómodo, lo fácil, etcétera, produce un estado de ánimo de poca alegría, de cierta frialdad, de poca confianza en sí mismo.
Esta semana enfocaremos nuestros esfuerzos en promover una vida más alegre mediante la opción consciente por el bien, por lo mejor, por el bien común. Estas actitudes y acciones que invitamos a vencer el nivel de comodidad, alimentarán nuestro estado de ánimo y reforzarán nuestro subconsciente para mejorar la vida en nuestro entorno, las condiciones de conservación de la armonía ecológica y abrirán caminos para construir comunidad, ciudadanía, sociedad…
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