Estimados Amigos de Coparmex:
Agradezco al Consejo Directivo y a los socios del Centro Empresarial de Chiapas por la invitación y la oportunidad de dirigirles algunas palabras sobre la lectura que tenemos en Coparmex en torno a la situación de nuestro país, los retos que enfrentamos y nuestras propuestas y acciones.
Quiero refrendar nuestro respaldo al Consejo Directivo de este Centro Empresarial y a su Presidente, el C.P. Javier Alejandro Utrilla Parrilla. Reitero el compromiso de Coparmex y el mío de apoyar sus proyectos en beneficio de las empresas y el pueblo de Chiapas.
Vivimos tiempos de transformación, en los cuales los mexicanos necesariamente tenemos que tomar decisiones de nación fundamentales. Con responsabilidad, visión de largo plazo e iniciativa, los empresarios Coparmex estamos y seguiremos en la vanguardia en la construcción del México del Siglo XXI.
La coyuntura económica internacional es más favorable, pero sigue presentando grandes desafíos. La crisis del 2008-2009 no puede darse por terminada, hasta que los países saneemos y reestructuremos nuestras economías, para generar suficientes empleos de calidad.
Persisten riesgos como mayores incrementos en precios de materias primas, una desaceleración en China, desequilibrios en mercados como el inmobiliario y el de derivados financieros, así como los problemas de déficit fiscal y deuda en Estados Unidos, Japón y Europa.
A los mexicanos nos esperan dos años con un incremento del PIB de hasta 4.5% anual, impulsado por la solidez de nuestras exportaciones y la reactivación moderada, pero consistente, de nuestro mercado interno.
Sin embargo, todavía tenemos el gran reto de pasar del estancamiento estabilizador, al desarrollo acelerado, sostenido y sustentable; a la altura de las necesidades y aspiraciones de un país donde más de 50% de la población padece algún nivel de pobreza.
Este año, podemos crear más de 625 mil empleos formales y otros tantos en 2012, pero necesitamos cuando menos un millón anuales de manera sostenida. De 1994 a marzo de este año, acumulamos un déficit de 7 millones y medio de empleos.
En las últimas dos décadas, el PIB creció a una tasa promedio anual de 2.8 por ciento. No ha sido, ni será suficiente en lo sucesivo. Debemos crecer al 7% anual, para lograr ese millón de nuevos empleos anuales que hacen falta.
En el "Índice para una Vida Mejor" de la OCDE, México se ubicó en el penúltimo lugar de los 34 países miembros. Nuestro promedio general es de 3.65 en una escala de 10, muy lejos de la media de 6.3.
Todavía tenemos muchas tareas pendientes, para lograr un bienestar social incluyente y un desarrollo que lo haga posible y sustentable. A nuestro favor, contamos con múltiples alternativas para acelerar nuestro crecimiento, como la propia OCDE nos recuerda en su insistencia de que realicemos las reformas económicas estructurales que urgen.
Ya dimos un paso fundamental: no queremos ser líderes del tercer mundo, como en los 70s, sino una nación desarrollada, con justicia, seguridad y prosperidad para todos. La tarea es superar los mitos y los obstáculos que nos separan de ello, incluyendo los de origen político.
Los mexicanos queremos una política que impulse el progreso y la concordia, dentro de nuestra pluralidad; no las diferencias, el inmovilismo y la irresponsabilidad.
Urge completar una transición a la democracia que ya se prolongó demasiado; hacer que quede bajo el control de la sociedad, al servicio del bien común, con la altura de miras que hoy exige el país.
Por encima de los intereses de los partidos y la clase política, están las necesidades de los ciudadanos, a los que se deben y están obligados a rendir cuentas. Concretemos, por fin, los cambios institucionales y de actitud necesarios para que en México se cumpla este precepto democrático fundamental.
Terminemos con la visión patrimonialista de la política y la democracia, cuya proyección no debe seguir limitándose al campo electoral y la persecución de puestos y recursos públicos. Debe ser espacio de deliberación ciudadana, para la construcción de una visión de país compartida, que nos dé un rumbo fijo.
Con esta convicción es que demandamos un periodo extraordinario de sesiones en el Congreso de la Unión, con el compromiso de no suspender labores hasta aprobar las reformas pendientes urgentes: laboral, Política, Banca de Desarrollo y Seguridad Nacional, entre otras.
Una vez concluidos los procesos electorales del estado de México, Coahuila, Nayarit e Hidalgo, el próximo domingo, ya no hay pretextos.
Es el mínimo de responsabilidad que esperamos, tras dos años en los que sólo se dictaminó el 8% de 3 mil 121 iniciativas presentadas. Si se suman todos los asuntos, apenas se resolvió el 33 por ciento.
Coparmex no detendrá sus iniciativas y esfuerzos para transformar a México. Seremos consecuentes con nuestra herencia: ser la conciencia del sector empresarial y decir siempre la verdad, en apego a nuestra misión institucional.
Este año, podemos lograr avances trascendentes en los 5 objetivos de nuestro Plan Estratégico para impulsar el desarrollo del país.
En el 1er eje, educación, afirmamos que es la base del desarrollo sustentable y no debe estar supeditada a intereses políticos y sindicales.
Impulsamos un sistema de evaluación de los docentes que sea universal y autónomo; un plan de carrera magisterial moderno; la bancarización del 100% de la nómina de los maestros; los consejos escolares ciudadanos; estímulos fiscales a la inversión educativa, y nuestro programa para la detección temprana de la deserción estudiantil.
En el 2º objetivo –fortalecer la libre competencia–, apoyamos toda medida, apegada a derecho, tendiente a combatir prácticas monopólicas, en particular la nueva Ley de Competencia, que fue la única reforma económica trascendente aprobada en el periodo ordinario de sesiones que concluyó el 30 de abril.
En el 3er eje –competitividad–, seguiremos demandando las reformas indispensables, que se vienen posponiendo desde hace décadas: hacendaria, laboral, Banca de Desarrollo y cambios en energía, para multiplicar la competencia pública y privada, entre otras.
Algunos legisladores señalan que no hay plazos fatales, pero en la realidad cotidiana de los mexicanos, sí los hay. Así lo viven miles de empresas, que ven truncada su competitividad y su capacidad de crecer y crear empleos. Tan solo la falta de reformas de fondo en materia fiscal, laboral y energética, puede tener un costo de oportunidad en crecimiento sostenido del PIB de hasta dos puntos porcentuales.
Decidámonos a hacer de la riqueza petrolera que nos queda, un puntal del desarrollo y la transición energética. No permitamos que desaparezca, a cambio de gasto corriente y privilegios de grupos.
Debemos ser capaces de actualizar una legislación laboral totalmente rebasada, tras 41 años sin cambios. Hay que proteger los empleos existentes, pero también abrir las oportunidades que necesitan los jóvenes, los desempleados y cerca de 30 millones de mexicanos que trabajan en la informalidad, en condiciones irregulares y precarias.
No vemos por qué no sea posible una reforma hacendaria que realmente dé sustentabilidad a las finanzas públicas federales, estatales y municipales; que promueva la equidad, la transparencia y la rendición de cuentas; que otorgue mayores responsabilidades y atribuciones fiscales a los estados; que fomente la inversión, el ahorro y el empleo.
Por lo pronto, estamos demandando la eliminación del IETU para el 2012. No ha cumplido con las metas de recaudación y afecta la inversión y la operación de las empresas. Hay que dejar solamente un ISR reformado, que incorpore los aspectos rescatables del otro gravamen.
En el 4º objetivo, fomentar la transparencia y la rendición de cuentas, estamos promoviendo la creación de observatorios ciudadanos del ingreso y gasto público en los estados, así como una mayor rapidez en los trabajos de homologación contable en los tres niveles de gobierno.
En el 5º objetivo –Estado de Derecho y gobernabilidad democrática–, impulsamos la reforma del sistema político mexicano como la más trascendente. Necesitamos un sistema político y de gobierno eficaz, más representativo y menos costoso, en todos los niveles.
Esa es la relevancia de las medidas que los diputados detuvieron, por intereses político-electorales, y que ahora pedimos sean aprobadas en periodo extraordinario: reelección de legisladores y alcaldes, candidaturas ciudadanas, iniciativa legislativa preferente, segunda vuelta electoral, referéndum y plebiscito debidamente acotados.
Por nuestra parte, realizaremos la 2a edición del Índice de Desarrollo Democrático, para seguir el avance de la democracia en los estados, y hemos puesto en marcha el Programa de Participación Cívica 2011-2012, que tiene un alcance nacional, a través de nuestra red de Centros Empresariales. Necesitamos de su valioso apoyo aquí en Chiapas.
Encarguémonos de que la sociedad tome la iniciativa, impulsando un debate de ideas. De cara a los procesos locales de este año y a los federales del 2012, demandemos a los partidos y a todos los candidatos, posturas claras, propuestas viables y compromisos firmados.
Asegurémonos de que haya un costo altísimo para quienes no cumplan con sus promesas y compromisos, incluyendo a los legisladores que obstaculizan la aprobación de las reformas que México necesita.
En seguridad pública, apoyamos la creación de policías únicas en los estados y la conformación de observatorios ciudadanos del delito, con un carácter vinculante. Pedimos que los tres niveles de gobierno trabajen coordinadamente para abatir la corrupción y la ineficiencia de nuestro aparato de seguridad pública y procuración de justicia.
La criminalidad que vivimos podría representar hasta 5% del PIB en inversiones que no se realizan. Más allá de lo económico, cobra vidas, erosiona la convivencia social y mina las instituciones.
No podemos seguir viendo a la corrupción y la impunidad como algo normal en la cultura mexicana. Tampoco podemos acostumbrarnos al secuestro, la extorsión, la muerte y el miedo cotidiano.
Nuestra total solidaridad y apoyo a los empresarios que están sufriendo por esta situación, a las víctimas y a las mujeres y hombres que arriesgan su vida por un México mejor. Sin violencia, impunidad e injusticia.
Esta es una lucha de la nación, no sólo de un gobierno o algunos estados. Todos tenemos una gran responsabilidad. Unidos, saldremos adelante.
Amigos de Coparmex: las grandes causas por las que nuestra institución ha luchado durante 82 años, están vigentes. Nos corresponde hacer realidad la patria justa y generosa por la que han luchado líderes, que con valentía y congruencia le confirieron un sentido trascendente a nuestra organización.
Que los principios fundamentales de Coparmex orienten en todo momento nuestros esfuerzos cívicos. Somos una institución apartidista, cuyo único fin es defender los intereses de nuestro sector y de México.
Hagamos que nuestra doctrina humanista, sea una práctica de vida que se contagie y transforme al país. Creer, crear, organizar y transformar. Eso es Coparmex.
Renovemos nuestra unión, el pacto con la nación y el compromiso con nuestros valores: justicia, paz social, participación ciudadana, solidaridad, subsidiariedad, libertad, responsabilidad social empresarial.
Hagamos de estos años, los mejores de Chiapas y de Coparmex.
México no tiene, ni debe tener límites. Este no es un país pobre, sino injusto para muchos. Puede y debe tener un gran futuro para todos, pero hay que construirlo.
Coparmex, cuenta con su apoyo para ayudar a que el país salga adelante. Podemos y vamos a lograrlo.
Coparmex cuenta con ustedes; ustedes con Coparmex.
Agradezco al Consejo Directivo y a los socios del Centro Empresarial de Chiapas por la invitación y la oportunidad de dirigirles algunas palabras sobre la lectura que tenemos en Coparmex en torno a la situación de nuestro país, los retos que enfrentamos y nuestras propuestas y acciones.
Quiero refrendar nuestro respaldo al Consejo Directivo de este Centro Empresarial y a su Presidente, el C.P. Javier Alejandro Utrilla Parrilla. Reitero el compromiso de Coparmex y el mío de apoyar sus proyectos en beneficio de las empresas y el pueblo de Chiapas.
Vivimos tiempos de transformación, en los cuales los mexicanos necesariamente tenemos que tomar decisiones de nación fundamentales. Con responsabilidad, visión de largo plazo e iniciativa, los empresarios Coparmex estamos y seguiremos en la vanguardia en la construcción del México del Siglo XXI.
La coyuntura económica internacional es más favorable, pero sigue presentando grandes desafíos. La crisis del 2008-2009 no puede darse por terminada, hasta que los países saneemos y reestructuremos nuestras economías, para generar suficientes empleos de calidad.
Persisten riesgos como mayores incrementos en precios de materias primas, una desaceleración en China, desequilibrios en mercados como el inmobiliario y el de derivados financieros, así como los problemas de déficit fiscal y deuda en Estados Unidos, Japón y Europa.
A los mexicanos nos esperan dos años con un incremento del PIB de hasta 4.5% anual, impulsado por la solidez de nuestras exportaciones y la reactivación moderada, pero consistente, de nuestro mercado interno.
Sin embargo, todavía tenemos el gran reto de pasar del estancamiento estabilizador, al desarrollo acelerado, sostenido y sustentable; a la altura de las necesidades y aspiraciones de un país donde más de 50% de la población padece algún nivel de pobreza.
Este año, podemos crear más de 625 mil empleos formales y otros tantos en 2012, pero necesitamos cuando menos un millón anuales de manera sostenida. De 1994 a marzo de este año, acumulamos un déficit de 7 millones y medio de empleos.
En las últimas dos décadas, el PIB creció a una tasa promedio anual de 2.8 por ciento. No ha sido, ni será suficiente en lo sucesivo. Debemos crecer al 7% anual, para lograr ese millón de nuevos empleos anuales que hacen falta.
En el "Índice para una Vida Mejor" de la OCDE, México se ubicó en el penúltimo lugar de los 34 países miembros. Nuestro promedio general es de 3.65 en una escala de 10, muy lejos de la media de 6.3.
Todavía tenemos muchas tareas pendientes, para lograr un bienestar social incluyente y un desarrollo que lo haga posible y sustentable. A nuestro favor, contamos con múltiples alternativas para acelerar nuestro crecimiento, como la propia OCDE nos recuerda en su insistencia de que realicemos las reformas económicas estructurales que urgen.
Ya dimos un paso fundamental: no queremos ser líderes del tercer mundo, como en los 70s, sino una nación desarrollada, con justicia, seguridad y prosperidad para todos. La tarea es superar los mitos y los obstáculos que nos separan de ello, incluyendo los de origen político.
Los mexicanos queremos una política que impulse el progreso y la concordia, dentro de nuestra pluralidad; no las diferencias, el inmovilismo y la irresponsabilidad.
Urge completar una transición a la democracia que ya se prolongó demasiado; hacer que quede bajo el control de la sociedad, al servicio del bien común, con la altura de miras que hoy exige el país.
Por encima de los intereses de los partidos y la clase política, están las necesidades de los ciudadanos, a los que se deben y están obligados a rendir cuentas. Concretemos, por fin, los cambios institucionales y de actitud necesarios para que en México se cumpla este precepto democrático fundamental.
Terminemos con la visión patrimonialista de la política y la democracia, cuya proyección no debe seguir limitándose al campo electoral y la persecución de puestos y recursos públicos. Debe ser espacio de deliberación ciudadana, para la construcción de una visión de país compartida, que nos dé un rumbo fijo.
Con esta convicción es que demandamos un periodo extraordinario de sesiones en el Congreso de la Unión, con el compromiso de no suspender labores hasta aprobar las reformas pendientes urgentes: laboral, Política, Banca de Desarrollo y Seguridad Nacional, entre otras.
Una vez concluidos los procesos electorales del estado de México, Coahuila, Nayarit e Hidalgo, el próximo domingo, ya no hay pretextos.
Es el mínimo de responsabilidad que esperamos, tras dos años en los que sólo se dictaminó el 8% de 3 mil 121 iniciativas presentadas. Si se suman todos los asuntos, apenas se resolvió el 33 por ciento.
Coparmex no detendrá sus iniciativas y esfuerzos para transformar a México. Seremos consecuentes con nuestra herencia: ser la conciencia del sector empresarial y decir siempre la verdad, en apego a nuestra misión institucional.
Este año, podemos lograr avances trascendentes en los 5 objetivos de nuestro Plan Estratégico para impulsar el desarrollo del país.
En el 1er eje, educación, afirmamos que es la base del desarrollo sustentable y no debe estar supeditada a intereses políticos y sindicales.
Impulsamos un sistema de evaluación de los docentes que sea universal y autónomo; un plan de carrera magisterial moderno; la bancarización del 100% de la nómina de los maestros; los consejos escolares ciudadanos; estímulos fiscales a la inversión educativa, y nuestro programa para la detección temprana de la deserción estudiantil.
En el 2º objetivo –fortalecer la libre competencia–, apoyamos toda medida, apegada a derecho, tendiente a combatir prácticas monopólicas, en particular la nueva Ley de Competencia, que fue la única reforma económica trascendente aprobada en el periodo ordinario de sesiones que concluyó el 30 de abril.
En el 3er eje –competitividad–, seguiremos demandando las reformas indispensables, que se vienen posponiendo desde hace décadas: hacendaria, laboral, Banca de Desarrollo y cambios en energía, para multiplicar la competencia pública y privada, entre otras.
Algunos legisladores señalan que no hay plazos fatales, pero en la realidad cotidiana de los mexicanos, sí los hay. Así lo viven miles de empresas, que ven truncada su competitividad y su capacidad de crecer y crear empleos. Tan solo la falta de reformas de fondo en materia fiscal, laboral y energética, puede tener un costo de oportunidad en crecimiento sostenido del PIB de hasta dos puntos porcentuales.
Decidámonos a hacer de la riqueza petrolera que nos queda, un puntal del desarrollo y la transición energética. No permitamos que desaparezca, a cambio de gasto corriente y privilegios de grupos.
Debemos ser capaces de actualizar una legislación laboral totalmente rebasada, tras 41 años sin cambios. Hay que proteger los empleos existentes, pero también abrir las oportunidades que necesitan los jóvenes, los desempleados y cerca de 30 millones de mexicanos que trabajan en la informalidad, en condiciones irregulares y precarias.
No vemos por qué no sea posible una reforma hacendaria que realmente dé sustentabilidad a las finanzas públicas federales, estatales y municipales; que promueva la equidad, la transparencia y la rendición de cuentas; que otorgue mayores responsabilidades y atribuciones fiscales a los estados; que fomente la inversión, el ahorro y el empleo.
Por lo pronto, estamos demandando la eliminación del IETU para el 2012. No ha cumplido con las metas de recaudación y afecta la inversión y la operación de las empresas. Hay que dejar solamente un ISR reformado, que incorpore los aspectos rescatables del otro gravamen.
En el 4º objetivo, fomentar la transparencia y la rendición de cuentas, estamos promoviendo la creación de observatorios ciudadanos del ingreso y gasto público en los estados, así como una mayor rapidez en los trabajos de homologación contable en los tres niveles de gobierno.
En el 5º objetivo –Estado de Derecho y gobernabilidad democrática–, impulsamos la reforma del sistema político mexicano como la más trascendente. Necesitamos un sistema político y de gobierno eficaz, más representativo y menos costoso, en todos los niveles.
Esa es la relevancia de las medidas que los diputados detuvieron, por intereses político-electorales, y que ahora pedimos sean aprobadas en periodo extraordinario: reelección de legisladores y alcaldes, candidaturas ciudadanas, iniciativa legislativa preferente, segunda vuelta electoral, referéndum y plebiscito debidamente acotados.
Por nuestra parte, realizaremos la 2a edición del Índice de Desarrollo Democrático, para seguir el avance de la democracia en los estados, y hemos puesto en marcha el Programa de Participación Cívica 2011-2012, que tiene un alcance nacional, a través de nuestra red de Centros Empresariales. Necesitamos de su valioso apoyo aquí en Chiapas.
Encarguémonos de que la sociedad tome la iniciativa, impulsando un debate de ideas. De cara a los procesos locales de este año y a los federales del 2012, demandemos a los partidos y a todos los candidatos, posturas claras, propuestas viables y compromisos firmados.
Asegurémonos de que haya un costo altísimo para quienes no cumplan con sus promesas y compromisos, incluyendo a los legisladores que obstaculizan la aprobación de las reformas que México necesita.
En seguridad pública, apoyamos la creación de policías únicas en los estados y la conformación de observatorios ciudadanos del delito, con un carácter vinculante. Pedimos que los tres niveles de gobierno trabajen coordinadamente para abatir la corrupción y la ineficiencia de nuestro aparato de seguridad pública y procuración de justicia.
La criminalidad que vivimos podría representar hasta 5% del PIB en inversiones que no se realizan. Más allá de lo económico, cobra vidas, erosiona la convivencia social y mina las instituciones.
No podemos seguir viendo a la corrupción y la impunidad como algo normal en la cultura mexicana. Tampoco podemos acostumbrarnos al secuestro, la extorsión, la muerte y el miedo cotidiano.
Nuestra total solidaridad y apoyo a los empresarios que están sufriendo por esta situación, a las víctimas y a las mujeres y hombres que arriesgan su vida por un México mejor. Sin violencia, impunidad e injusticia.
Esta es una lucha de la nación, no sólo de un gobierno o algunos estados. Todos tenemos una gran responsabilidad. Unidos, saldremos adelante.
Amigos de Coparmex: las grandes causas por las que nuestra institución ha luchado durante 82 años, están vigentes. Nos corresponde hacer realidad la patria justa y generosa por la que han luchado líderes, que con valentía y congruencia le confirieron un sentido trascendente a nuestra organización.
Que los principios fundamentales de Coparmex orienten en todo momento nuestros esfuerzos cívicos. Somos una institución apartidista, cuyo único fin es defender los intereses de nuestro sector y de México.
Hagamos que nuestra doctrina humanista, sea una práctica de vida que se contagie y transforme al país. Creer, crear, organizar y transformar. Eso es Coparmex.
Renovemos nuestra unión, el pacto con la nación y el compromiso con nuestros valores: justicia, paz social, participación ciudadana, solidaridad, subsidiariedad, libertad, responsabilidad social empresarial.
Hagamos de estos años, los mejores de Chiapas y de Coparmex.
México no tiene, ni debe tener límites. Este no es un país pobre, sino injusto para muchos. Puede y debe tener un gran futuro para todos, pero hay que construirlo.
Coparmex, cuenta con su apoyo para ayudar a que el país salga adelante. Podemos y vamos a lograrlo.
Coparmex cuenta con ustedes; ustedes con Coparmex.
Lic. Gerardo Gutiérrez Candiani
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