SERVIR A LOS DEMAS DE FORMA RAZONABLE

Valor del mes: Considerar a la persona integral

Esta es nuestra última reflexión del mes, por lo que ya nos estamos preparando para la siguiente semana.


Algunas actividades que se realizan de manera frecuente y profesional suelen causar una especie de endurecimiento en el corazón, al menos así lo tenemos referido por una gran cantidad de personas pero, ¿qué es lo que produce esta reacción en los seres humanos?

La sorpresa es una emoción que tiene como efecto desconectar nuestros sentidos de cualquier actividad o sensación que estemos realizando para centrar todo en lo que nos causa sorpresa. La finalidad es la supervivencia y si por alguna razón nos sentimos amenazados, dejamos todo para responder a los posibles riesgos de aquello que nos sorprende.

Una vez pasada la emoción, viene una segunda ponderación. Medimos más objetivamente las consecuencias y podemos tomar decisiones más serenas, más de acuerdo a la realidad y más en concordancia con los hechos.

Las emociones que vienen con la impresión de algo impactante tienen el mismo efecto que la sorpresa y con frecuencia tomamos decisiones apresuradas, muy subjetivas y con gran posibilidad de error. Si esperamos a que pase la primera impresión, nuestro cerebro tendrá oportunidad de revisar con calma los hechos y podrá tomar decisiones más sensatas y con mayor posibilidad de acierto.

Los niños que piden dinero en el tiempo del alto en el semáforo, los indigentes que aparecen en las calles, las personas que tienen algún miembro enfermo o mutilado, etcétera, actúan de manera intuitiva en este campo de la emoción basándose en el impacto que causa su situación. Por esta razón muchas personas reacciona de manera improvisada y no de acuerdo a una estrategia pensada. Algunos “sienten tan feo” que no les dan ganas de ayudarlos; otros buscan lo que pueden y les dan lo que sea, a veces en forma exagerada. Son pocos los que han meditado con seriedad este problema social y han decidido llevar a cabo una actividad en forma organizada para ayudar a resolverlo.

Imagínense lo que pasaría si el médico se impactara con cada enfermo que sangra, no tendría la serenidad para curarlo acertadamente. Si el abogado se impactara con cada caso que le plantean, perdería la objetividad y se transformaría en “caballero de armadura” para cada solicitud de ayuda, sin ver la integralidad del caso.

Esta semana tenemos la oportunidad de dedicar un tiempo especial a la reflexión, a la evaluación de algunos de los problemas sociales que surgen en nuestro entorno. Podemos integrarnos en una asociación para ayudar indigentes o podemos llevar a cabo campañas de mejor atención a niños en estado de calle. Podemos dedicar un tiempo y conquistar este espacio para servir a los demás de forma responsable y pensada.

Quizá sea éste el primer espacio-tiempo que podemos conquistar, el tiempo para organizar objetivamente el servicio a los demás de forma integral. Si logramos conquistarlo, con seguridad podremos conquistar después el siguiente: nuestro propio espacio-tiempo íntimo.

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