Valor del mes: Cultivar la paciencia en el diálogo

Con frecuencia comentamos que “los niños dicen la verdad”, porque de diversas maneras nuestro niño interior sigue vivo y reconocemos esta libertad con que los niños se expresan.
La Verdad, como la reconocemos, es un expresión que habla de la inteligencia racional y asociamos un concepto que pensamos en lugar de describir una experiencia de nuestros sentimientos.
Cuando nos referimos a lo que sentimos y a nuestras emociones, decimos que algo es genuino, aunténtico, sincero; en este sentido podríamos decir “los niños son auténticos, sinceros en sus expresiones de afecto”. El término Inteligencia Emocional hace referencia a la capacidad de conocer cada persona, en sí misma, los sentimientos y las emociones que surgen en diversas situaciones, y ser capaz de reconocer en los otros las emociones y sentimientos que por analogía se presentan ante las mismas condiciones.
Hay actualmente la escuela de aprender a creer, lo que significa creer en sí mismo y creer que es posible realizar acciones que no se ajustan a la simple lógica y que no son sólo resultado de una gran emotividad. Creer significa descubrir la forma de concentrar la energía personal en torno a un determinado deseo y lograr que aquello que se desea se obtenga verdaderamente. Hay la versión atenuada de este planteamiento, en la que se propone que hace falta realizar un conjunto de acciones, una tras otra, hasta alcanzar aquello que se desea, utilizando la creatividad y el esfuerzo por concretar lo imaginado. También está la versión purista del planteamiento de creer, en la que no hay estados intermedios; si en verdad alguien cree, “…puede decir a este monte arráncate y arrójate al mar, y éste obedecerá”. Ambos  planteamientos abren una nueva posibilidad para todo aquel que aprenda a creer y en ambos casos el cambio de vida puede ser radical.
Por tal razón, esta semana te invitamos a que cada día escribas una meta concreta que te ayude a Cultivar la Paciencia en el Diálogo. Siéntate un rato por la tarde o por la noche; descansa de las actividades apresuradas por el tiempo; relájate y toma consciencia de tu interior y de lo que verdaderamente deseas. Identifica tu deseo y pregúntate: ¿Cómo se relaciona esto que deseo con la capacidad de dialogar, con la paciencia en la vida, con el proceso de cultivar una virtud? La respuesta que tú presentes será el primer paso de tu transformación. Escríbela. Después, reflexiona en las acciones que puedes llevar a cabo para lograr que esa respuesta se convierta en conducta observable. Esa será tu meta para el día. Escríbela y comprométete a lograrla. En la medida en que aprendas a creer, y especialmente a creer en ti, estarás en condiciones de cambiar al mundo, de cambiar a Chiapas.
Muestra tu determinación: Recuerda expresar con acciones observables tu disposición a cambiar tu manera de estar presente en el mundo, de estar presente en tu familia, de estar presente en tu entorno.
Observa lo bueno en Chiapas: Recuerda observar y reportar lo que tus compañeros de trabajo estén modificando en su conducta, pues con tu ayuda muchas personas se sentirán apoyadas.

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